Hoy por hoy es imposible entender Internet sin porno. El contenido sexual se ha convertido en uno de los más habituales en la red, incluso en páginas donde en realidad no debería estar permitido. La red es una herramienta potentísima que se ha colado, en las dos últimas décadas, en todos nuestros hogares, convirtiéndose en imprescindible para muchos en su trabajo y en su ocio. Tenemos a nuestro alcance millones de canciones, miles de series y películas, toda la información que querríamos encontrar… Es el sueño de cualquier intelectual en siglos anteriores, pero tiene también una parte oscura. El ser humano ha utilizado Internet para hacer cosas increíbles y geniales, pero también lo ha llenado de sus propias frustraciones, de odio en las redes sociales, de estafas… Internet es un arma de doble filo, y con el porno también ha pasado exactamente lo mismo. Su explosión online ha traído beneficios, pero también cosas no tan buenas.
Desde el inicio de la popularidad de Internet, en los años 90, el sexo siempre ha estado presente en la red. Primero en foros, luego en páginas web que tardaban siglos en cargar imágenes pixeladas, y hoy en día en plataformas en las que podemos encontrar todo el porno que queramos. La evolución de la industria ha ido pareja con esas nuevas tecnologías que han abierto un sinfín de oportunidades y posibilidades. Pero lo más sorprendente es que esa revolución todavía no ha terminado, y el porno se ha convertido en una industria en cambio constante. Necesita adaptarse a los tiempos, aunque el trabajo a la hora de rodar una escena no haya cambiado demasiado en los últimos cincuenta años. La forma en la que el sexo llega a los consumidores sí que es totalmente diferente, y eso significa que deben buscar nuevas maneras de atraer la atención del espectador. Cuando tenemos tanto porno a nuestro alcance, lo difícil es escoger solo una escena que ver. Pasa igual con las series o con los videojuegos. La industria ha crecido tantísimo que lo complicado ahora es elegir lo que uno desea ver. Nada que ver con los inicios, en los años 90, con las primeras compañías de sexo online.
Una película de 2009
Esto es lo que se retrata en Middle Men, una película de 2009 que en algunos países se tradujo como La Red Sexual. Era una referencia poco sutil a la película La Red Social, que se estrenaría poco después. La película de David Fincher logró muchos premios y la aclamación de la crítica, mientras que La Red Sexual no tuvo tanto éxito como estaba previsto. Tal vez por estrenarse en una mala época, en pleno verano, y por no dar tanto bombo a su promoción. La película está dirigida por George Gallo, siendo el guión también de Gallo, junto al escritor Andy Weiss. Es una historia basada en hechos reales, concretamente en las vivencias del empresario Christopher Mallick durante su estancia en la empresa PayCon, la primera en ofrecer contenido erótico online en Estados Unidos en los años 90.
Los albores del porno online
Tenemos que retrotraernos a una época no tan lejana, pero totalmente diferente a lo que conocemos hoy en día. Si llegaste a vivirla, tal vez todavía tengas recuerdos de aquellos monitores CTR gigantescos, de los modems de 56 ks que hacían un ruido del demonio, o de las páginas tan cutres que se podían visitar en Internet. Eran los 90 y la red todavía estaba en pañales, ya que solo había unos pocos millones de usuarios conectados a ella. Durante aquellos primeros tiempos, y dados los tiempos de carga de las páginas, lo usual era crear foros en los que solo se escribían mensajes de texto. Poco a poco, la velocidad de la red fue aumentando y eso permitió que los archivos se compartieran de forma más rápida, siempre que estuvieran previamente digitalizados.
En ese contexto, la película nos habla de Jack Harris, un joven y entusiasta empresario que decide crear la primera empresa de entretenimiento para adultos de Internet. Harris es uno de los primeros en entender que hay un gran nicho de mercado en este negocio, puesto que sabe de buena tinta que son muchos los usuarios de la red de redes que desean tener porno a su alcance. En ese momento, la tecnología todavía estaba despegando, y había que ingeniárselas para crear vídeos y fotografías que pudieran ser subidos a la red. Harris decidió enfocar sus esfuerzos a ofrecer un contenido de calidad, obviamente de pago, y logró una gran fortuna con este negocio. Sin embargo, también tuvo que enfrentarse a estafadores, mafiosos y a su propia moralidad mientras tenía un éxito inusitado en una industria tan peculiar como esta.
Un reparto de lujo
La crítica recibió de manera algo fría esta producción, aludiendo a que era una mezcla a medio gas de Boogie Nights y La Red Social. Lo cierto es que hay referencias a ambas, pero La Red Sexual destaca por derecho propio en su forma de contar una historia real que seguramente no era tan conocida par el gran público. Lo hace tratando de lidiar con el siempre complicado equilibrio de unir drama y comedia en una misma película, con un guión ágil pero que no se excede en escenas subidas de tono, a pesar de la temática de la película. De hecho, las pocas escenas algo más eróticas las protagoniza una joven y espléndida Laura Ramsey, en el papel de la encantadora pornstar Audrey Dawn. Jesse Jane, una de las estrellas de la época en la industria del porno, también aparece haciendo de ella misma.
El reparto de la cinta es de auténtico lujo y está encabezado por Luke Wilson, un actor que posteriormente destacaría por sus blockbusters hollywoodienses. También aparecen populares actores de televisión como Terry Crews o Kelsey Grammer, así como James Caan, todo un mito del cine estadounidense. Todo este reparto elevó el coste de la película a más de 20 millones de dólares, de lo cual no se recaudó ni una tercera parte. La producción fue un fracaso, a pesar de los esfuerzos por ofrecer algo nuevo y diferente, una visión distinta del mundo del porno online. Tal vez no era el mejor momento, o la mejor manera de contarlo.
El negocio del sexo en la red
Internet comenzó a despertar a mitad de los 90 como una herramienta imparable que iba a conectarnos a todos. Ni siquiera los expertos más positivos llegaron a vislumbrar en lo que se convertiría solo veinte años más tarde. Hoy en día, el mundo entero está metido de lleno en la red, y utilizamos esta herramienta para casi cualquier cosa en nuestra vida. El sexo, como algo importante dentro de nuestra sociedad, a pesar de seguir siendo un tabú en muchos sentidos, se ha convertido en un tema recurrente en la red. La pornografía se ha posicionado como uno de los intereses más importantes de la población y hoy en día tenemos más acceso a este tipo de contenido erótico que en cualquier otro momento de la historia. Y eso, obviamente, es algo que nos va a marcar de una manera que todavía no podemos sospechar del todo.